El Cádiz necesita sumar de tres. Eso es un hecho innegable que el cadista y cualquier aficionado al fútbol sabe desde hace varias semanas. La tremenda sequía de victorias es una losa sobre el cuadro que ahora dirige Mauricio Pellegrino, que acumula varios encuentros mostrando una mejoría en su imagen, pero que, visto lo visto, se pueden traducir como migajas que va dejando el conjunto amarillo en su particular lucha por una permanencia que ahora ve a cinco puntos.
Porque, al igual que la necesidad de victorias, el hecho de que el Cádiz ahora es mucho más Cádiz también es innegable. El técnico argentino ha encontrado la fórmula para que los gaditanos sean actualmente mucho más peligrosos en la faceta ofensiva. Ante el Rayo, como contra el Celta de Vigo, el cuadro amarillo multiplicó sus prestaciones en ataque y mereció una victoria que no ha llegado. Por lo tanto, los goles de Machis ante los de Rafa Benítez y el de Javi Hernández en Vallecas sientan como una mínima esperanza de aferrarse a una permanencia que se va a antojar mucho más complicada que en cursos anteriores.
La mejoría existe y es notable. Y ahora el Cádiz sí muestra capacidad para ganar encuentros. Una situación que no transmitía hace apenas un mes en el calendario liguero. De hecho, si el del Rayo fuera un choque perteneciente a la jornada 10 de campeonato todo el cadismo mostraría alegría. Pero la situación es la que es y, a pesar de que el empate mantiene la esperanza, el gol de Javi Hernández no deja de ser una migaja para mantener la fe en la permanencia. Y eso es precisamente lo que debe cambiar el cuadro de Mauricio Pellegrino. Sustituir a las migajas por una buena barra de pan de tres puntos. A partir de ahí es cuando se podrá hablar de permanencia y de rivales directos.
