Hay partidos que hay que olvidar cuanto antes y que, desde la previa, es difícil creer en una posibilidad remota de victoria. Pasó con el Cádiz en Girona que cayó derrotado de manera contundente después de ser incapaz de plantar cara a un equipo muy superior que está a años luz del conjunto de Pellegrino que suma más de un año sin ganar a domicilio. Y así es imposible.
La situación cadista, una vez más antes de empezar el partido, no invitaba al optimismo. Las victorias de Celta y Rayo obligaban a los de Pellegrino a ganar y para ello introdujo las novedades de Alejo y de Maxi Gómez en el once inicial. El Cádiz tenía que ganar en Montilivi, algo que no hace desde el año pasado en la victoria en el Benito Villamarín. Así es difícil lograr una salvación en Primera.
El escenario no era el propicio, la situación más bien invita a pensar en otra cosa y en una planificación en Segunda la temporada que viene pero aún hay quien no se riende y confía en ganar todo lo que queda en casa y sumar algún punto fuera…aunque sea en el Bernabéu de un Real Madrid que recibirá a los amarillos pensando en meterse en otra final che Champions.
Salió bien el Cádiz, con una buena presión arriba, defendiendo bien a un Girona ofensivo al que todo el mundo conoce. Sin embargo, a balón parado el equipo de Míchel marcó un golazo con una jugada de estrategia que volvió a sorprender a un pasivo Cádiz CF que no supo reaccionar a la salida del córner. Y de ahí en adelante fue todo un monólogo catalán de un equipo que despierta una envidia enorme por juego y por filosofía, también por resultados.
Demasiada superioridad local
El encuentro mostraba, ya de inicio, la superioridad local ante un Cádiz que no da la sensación de tener herramientas necesarias para doblegar a un euqipo que el año que viene jugara en Champions. Ni Álex ni Alcaraz eran capaces de dominar el centro del campo, tampoco ayudaban los interiores, más preocupados de defender que de construir.
El Girona fue demasiado equipo para un equipo hundido en la tabla y sin más salvación que la que puedan obtener en los partidos de casa. No era el escenario adecuado para romper con la racha de un año sin ganar como visitante; tampoco sabemos si el Bernabéu lo es o si Sevilla o Almería servirán también para cortar esa sangría estadística.
Demasiado tiempo sin ganar a domicilio
El Cádiz está en un quiero y no puedo constante, incapaz de ganar un partido de manera cómoda y peleando por cada punto como si de una pelota dividida se tratara. La derrota en Girona era de esperar, al menos muchas voces así lo apuntaban, incluso más factible era rascar algo ante un Barcelona ante frente al que sucumbió también.
Si los otros no fallan es imposible, si además tú tampoco sabes ganar. La desesperación cadista fue una constante durante todo el partido. Nada cambió tras un planteamiento erróneo de Pellegrino que no termina de tocar la tecla correcta para que su equipo funcione. Y ahora llega otra final más ante el Mallorca con la liviana esperanza de volver a recortar distancias, algo en lo que ya pocos creen.
Ficha técnica:
Girona: Gazzaniga, García, López, Blind; Couto (Torre 85′), Herrera (Solís 58′) García, Gutiérrez (Martínez 76′); Savio, Dovbyk (Villa 86′), Martín (Portu 76′).
Cádiz CF: Ledesma, Iza, Ousou, Chust, Lucas Pires; Robert Navarro (Guardiola 86′), Alcaraz, Álex (Escalante 46′), Alejo (70′); Maxi (Roger 70′); Juanmi (Chris 46′).
Árbitro: Arberola Rojas (Castilla la Mancha) que amonestó a Álex, Miguel Gutiérrez, Chust. (71′)Goles: 1-0 Eric García (9′); 2-0 Iván Martín (22′); 3-1 Dovbyk (71′), 3-1 Escalante (81′); 4-1 Portu (82′)