El Cádiz continúa cosechando puntos en su andadura por LaLiga Hypermotion. Aunque el equipo de Gaizka Garitano sigue mostrando margen de mejora, sobre todo en el apartado ofensivo, lo cierto es que los amarillos mantienen su capacidad para puntuar en una categoría tan competida como la Segunda División. La falta de pegada sigue siendo el gran debe de un conjunto que, por momentos, depende demasiado de las intervenciones de Víctor Aznar y de los fallos ajenos para mantener el equilibrio.
Garitano introdujo hasta seis novedades en el once inicial para medirse al conjunto andorrano. Pelayo Fernández, Diakité, Tabatadze, Álvaro García, Roger Martí y el canterano Juan Díaz fueron las principales apuestas del técnico vasco. Además, el entrenador modificó su esquema habitual para alinear dos delanteros y reforzar el centro del campo con el regreso de Moussa, que aportó músculo y presencia en la medular.
El joven Juan Díaz tuvo una tarde exigente. Enfrente estaba Minsu, uno de los jugadores más desequilibrantes de la categoría, que le puso a prueba durante todo el encuentro. El lateral sevillano combinó aciertos con algún error, aunque firmó una acción clave en el minuto 30: tras una pérdida propia, se rehízo para sacar bajo palos un remate que ya se colaba y que fue la ocasión más clara del Andorra.
Aznar, otra vez decisivo
El Cádiz volvió a mostrarse espeso en el apartado ofensivo. Roger Martí y Suso lo intentaron con disparos lejanos sin demasiado peligro, mientras que Tabatadze obligó a Owono a intervenir en dos tiempos en la mejor oportunidad amarilla del primer acto. Tras el descanso, Garitano buscó cambiar la dinámica con las entradas de Ontiveros y De la Rosa, movimientos que aportaron algo más de fluidez pero no se tradujeron en ocasiones claras.
El encuentro careció de ritmo y emoción. Entre los más destacados del cuadro gaditano sobresalieron Kovacevic y Pelayo Fernández, firmes en defensa, junto a un Víctor Aznar que volvió a ser determinante. El guardameta evitó el tanto local en el minuto 65 con una parada providencial ante Justin, sosteniendo a su equipo cuando más lo necesitaba.
El duelo concluyó con un nuevo empate sin goles, reflejo del momento del Cádiz: sólido atrás, pero sin inspiración arriba. Garitano sigue sin encontrar la fórmula para mejorar la producción ofensiva, aunque el bloque mantiene su fiabilidad defensiva, lo que le permite seguir puntuando y asentarse como un equipo difícil de batir en esta exigente Segunda División.
