Radio Marca Cádiz

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¿Por qué perdió el Cádiz contra el Burgos?

El Burgos fue el primer equipo de la presente temporada capaz de ganar al Cádiz en el Nuevo Mirandilla. Una derrota que supuso un revés para los amarillos, que soñaban con auparse una semana más hasta lo más alto de la clasificación de Segunda División y que, sin embargo, recibieron una remontada en apenas cinco minutos de máxima desconexión que acabó costando muy caro a los de Gaizka Garitano. Un bache para un equipo al que el tropiezo no puede quitarle lo bailado hasta el momento, que no es poco. El cuadro cadista es tercero en la tabla, está empatado con el ascenso directo, está a un solo punto del Racing de Santander, el actual líder de la competición, y es el tercer equipo menos goleado de LALIGA Hypermotion con nueve tantos recibidos en nueve partidos.

Una desconexión que el Cádiz pagó cara

Entonces, ¿por qué perdió el Cádiz contra el Burgos? En primer lugar porque esto es fútbol y el rival también quiere ganar. El cuadro de Luis Miguel Ramis jugó bien sus cartas, aprovechó ofensivamente los cinco minutos de empanada amarilla y demostró porque es un equipo tan temido cuando se pone por delante en el marcador. Administró la ventaja, entendió la necesidad de frenar el ritmo del partido y defendió sólidamente en bloque bajo las espesas intenciones en ataque del conjunto cadista.

Si nos vamos a lo táctico, el plan de Gaizka Garitano no salió como debía. Un equipo que sale a jugar con futbolistas como Álex Fernández, Tabatadze, Suso u Ontiveros necesita tener la pelota. Por un lado, porque son jugadores hechos para dominar y que se sienten más cómodos cuando el balón está en su poder. Por otro, porque cuando el esférico no les pertenece tienen mayores dificultades para recuperarlo y, en caso de no lograrlo, tampoco son futbolistas confeccionados para labores defensivas. Pueden realizarla, y anteriormente lo han hecho a buen nivel, pero no es su naturaleza futbolística.

El ataque posicional, una asignatura pendiente en el Cádiz de Garitano

En definitiva, un cuadro muy preparado para tenerla y que, sin piezas importantes diseñadas para la contención, el equilibrio, las disputas o los duelos, sufrió cuando no la tuvo y ahí vinieron los dos goles exprés. Por ese motivo se vio un contraste tan nítido en el juego tras el tanto de Ontiveros. Paradójicamente, el balón sí fue totalmente amarillo en la segunda parte. Fue ahí cuando apareció otro mal cadista en el duelo contra el Burgos que también se había manifestado en partidos anteriores: la dificultad para atacar posicionalmente a bloques bien trabajados. El Cádiz se volvió previsible y pecó de falta de tranquilidad, y solo generó peligro real a través de juego directo.

Otra realidad es que no se vio una buena versión de varios futbolistas. Mientras que Ontiveros continúa progresivamente acercándose al futbolista que enamoró el curso anterior, el lunes vimos a Kovacevic e Iker Recio muy imprecisos y transmitiendo menos seguridad de la habitual, a un Sergio Ortuño menos protagonista o a un Iuri Tabatadze muy discreto al que Gaizka sustituyó en el descanso. Un análisis para tratar de comprender un deporte que en ocasiones está estudiado en exceso y que hubiera eliminado este artículo si el gol anulado por el teórico fuera de juego hubiera subido al marcador. Así de bonito y caprichoso es el fútbol.

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